Una pequeña finca, pedregosa, hostil, dura… privilegiada.
Porque los mejores vinos siempre han nacido de viñas que han luchado contra los elementos.
Es esta tierra única la que aporta un carácter inigualable a este vino.
La esencia de cada uno de nuestros vinos nace de las entrañas de la tierra. Una tierra que comparte suelos duros y pedregosos, plagados de cantos rodados y pendientes pronunciadas, rodeados de una naturaleza abrupta y con diferente orientación. Este terroir complejo y natural deriva en unos vinos de calidad excelente que reflejan las virtudes del terreno, la dureza climática y el cuidado de nuestros viticultores. Una armónica fusión que los hace diferentes.